¿Por qué ser parte?

Porque quienes queremos un mundo mejor necesitamos el encuentro con otros para mantener viva la esperanza de que es posible un cambio.
Porque las emergencias a las que se enfrenta la humanidad, entre ellas, el cambio climático, la destrucción de los recursos naturales, la creciente desigualdad, las guerras, la miseria y la vulneración de los derechos humanos de millones de personas, son tragedias reales que pueden conducir a la humanidad a su destrucción.
Porque no podemos aceptar que nos digan que no hay alternativas. La propuesta de una Constitución de la Tierra demuestra que sí hay alternativas y que los riesgos que enfrenta la humanidad no son inevitables.
Porque la globalización ha creado el sometimiento de la política a los poderes privados del mercado y es necesario recuperar la centralidad de la política para construir juntos las soluciones a los problemas comunes, garantizar la dignidad de la vida de cada persona del presente y de las generaciones futuras y proteger al planeta.
Porque la crisis de la política no se supera con descreimiento sino con mirada crítica, pasión política y con más y mejores instituciones.
Porque sólo una federación de los pueblos del mundo levantados de su letargo y construyendo un mundo en común, puede concretar una respuesta a la altura de los desafíos del presente.
Porque cada centro o escuela que comience a discutir sobre la Constitución de la Tierra y a promover la iniciativa, contribuye de manera efectiva al desarrollo de este proyecto.